No me hacen falta fotos, ni espejos, ni la mirada de los otros para darme cuenta de que algo cambió... Aunque nunca está de más una mirada en el reflejo de una vidriera, una fotito que me muestre la diferencia o las palabras de alguien que me confirmen lo que ya sé, pero que igual me cuesta asimilar. Y eso es que algo cambió. ¿Me cambió el cuerpo? Sí, eso salta a la vista. Yo salto a la vista del que quiera mirarme. Salto con mucha felicidad (en realidad quise escribir facilidad, pero bueno... esas vueltas del inconsciente...) Decía que salto con mucha más facilidad y felicidad que hace 56 días. Hace 56 días yo era otro... Hace 56 días algo empezó a cambiar... Desde hace 56 días que me voy desprendiendo de una carga, gramo a gramo... Cuanto más pierdo, más gano. Y la relación no es directamente proporcional. Es positivamente desproporcionada.” B.
Estas cuatro paredes encierran un objetivo: el de todos. Yo lo alcancé como tantos otros hicieron. Agradezco a todos, pero especialmente a mi grupo que fue el sostén de mi propuesta